Leer y escribir en contextos académicos
Actividad 2. ¿cómo se lee?
Les comparto mi trabajo relacionado con la Actividad 2 ¿cómo
se lee?, cuyo propósito es “identificar los elementos básicos que conforman un
texto académico a través del uso de estrategias de lectura”.
1.
Aunque ya está dado, el tener claro el propósito
constituye en sí mismo una estrategia, por lo que en principio me di a la tarea
de seleccionar una de las tres lecturas propuestas, mediante una lectura
exploratoria rápida, en donde me incliné por “Más allá hay dragones” de Trimble
(2013), recuperado
el 18 de noviembre de 2014, de http://www.conec.es/2013/11/mas-all%C3%A1-hay-dragones/
2.
Después, para “apropiarme del texto”, hice la
lectura exploratoria con más detenimiento, subrayando las ideas centrales que
me permitieran identificar los elementos básicos, es decir, como lo propone
Fernando Leal Carretero (2003), plantear 3 grupos de preguntas para conocer el
objetivo del texto (¿qué es lo que el documento contiene?), su base analítica (¿qué
es lo que el autor quiere decir o explicar?) y, finalmente, la evaluación (¿a
qué conclusiones llega?).
3.
Con base en lo anterior, obtuve lo siguiente:
a)
El objetivo del texto es plantear cómo los
pensadores, filósofos y científicos en cada época, han necesitado imaginar y
desarrollar teorías para saber qué hay más allá de lo conocido acerca de los
orígenes y la evolución del universo. Al inicio de la lectura en que se hace
referencia a una secuencia de la película “Memorias de África”, la protagonista
dice: “Cuando los descubridores del pasado llegaban al límite del mundo
conocido y tenían miedo a seguir escribían: Más allá hay dragones!”
b)
En el desarrollo, habla de que en las culturas
más ancestrales tenían sus propios mitos y adjudicaban lo que observaban a
entes divinos. Así, creían que algo o alguien se encargaba de ordenarlo todo;
en el Génesis, el Creador puso cada cosa en su lugar, separó el cielo de la
tierra, las aguas de los continentes, la luz de la oscuridad; más adelante, los
griegos hicieron los primeros intentos por “dar explicaciones más racionales” a
lo que ocurría en el cosmos, con sus observaciones se dieron cuenta que había
cuerpos en el cielo que se movían mientras las estrellas estaban fijas, por lo
que los llamaron planetas, que significa “vagabundos”; a simple vista se
distinguían 5, más la luna y la tierra hacían 7, por lo que desde entonces
dicho número tiene un significado especial: son 7 los días de la semana, son 7
las notas musicales y son 7 los colores del arcoíris; los movimientos de los
planetas, fueron imaginados por Aristóteles como un sistema de “esferas concéntricas”
transparentes , que estarían hechas de un elemento celestial que llamó “quintaesencia”,
dado que sería un elemento adicional a tierra, aire, agua y fuego; más
adelante, Nicolás Copérnico colocó al Sol en lugar de la Tierra como centro del
sistema; continúa el texto con la descripción de lo que era observado y daba
lugar a postulados que posteriormente se demostraban falsos y había nuevos
hallazgos que generaban a su vez otros postulados que seguían la misma ruta.
Ése es el camino del conocimiento.
c)
Como conclusión señala que la imaginación es
fundamental en la ciencia, refiere que Albert Einstein consideraba a la
imaginación aún más importante que el conocimiento, agregando también lo
crucial que resulta contar con recursos que permitan investigar “libremente y
sin ataduras”. Vale la pena citar el cierre que a la letra dice: “Con la mente
abierta y con la inversión adecuada, seguiremos explorando, seguiremos
imaginando, seguiremos descubriendo, sin aferrarse a ideas preconcebidas, sin
temer a los dragones que podamos encontrar más allá, con paciencia pero con
pasión, con ambición pero dejándose ayudar”.
d)
Por último, hice una búsqueda de información
acerca de los autores, encontrando lo siguiente:
Virginia Trimble es una astrónoma estadounidense especializada en la estructura y evolución de las estrellas y galaxias, y la historia de la astronomía.
Vicent J. Martínez es catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universitat de Valencia (UV)
Cordialmente –
Carlos Mejía